miércoles, 2 de febrero de 2011

Rasgos de Identidad

RASGOS DE IDENTIDAD:

Chamanismo [1]

El chamanismo es parte de la cosmovisión indígena, sobrepasa el conocimiento común de las plantas alimenticias y medicinales, está vinculada a un poder presente en el manejo de plantas desde el cual se accede a estados extra sensoriales desde donde se puede hacer el bien como es el caso de sanar un enfermo o todo lo contrario, se puede provocar el mal, como causar enfermedades o hasta incluso la muerte de un enemigo.

Lograr este conocimiento requirió de una relación milenaria entre el hombre y la natura, donde el mecanismo de traspaso de la sabiduría tanto herbolaria como chamánica requería de una mente fotográfica para reconocer las formas y usos de una planta, tallo o flor y de un cuerpo fuerte que resista las reacciones químicas logradas por los vegetales. Se sabe que los ancianos conocían más de un centenar de plantas útiles, hoy ese conocimiento esta extinguiéndose tanto por la escasez de vegetación nativa[2] como por el número de personas que mantienen este conocimiento.

Sin duda que el chamanismo es una de las particulares por las cuales son reconocidos los Tsáchilas a nivel nacional e internacional, de todos los rincones del país llegan a personas aquejadas de distintos tipos de males. Información de la Gobernación Tsáchila indica que existen alrededor de 80 personas que conocen y realizan las actividades de vegetalistas y herbolarios, quienes se han organizado para compartir conocimientos y a su vez controlar la presencia de charlatanes que se aprovechen de la ingenuidad de las personas.

Lenguaje

La presencia de una lengua propia es una característica de identidad que sirve como mecanismo de cohesión para el grupo social. La comunidad Tsa´chila es una etnia que conserva su propia lengua, el Tsa´fiqui, que significa “verdadera palabra o idioma”, que ha logrado sobrevivir al tiempo y a los cambios sufridos por la etnia.

El Tsa´fiqui es un idioma precolombino que se ha mantenido sin influencia de los idiomas quechua y español. De acuerdo a Alfredo Costales S. en “Los indios colorados” señala como prueba esencial del primitivismo de la comunidad Tsa´chila a su idioma aglutinante, (el cual expresa mucho con pocas palabras). Es un idioma que evolucionó poco lingüísticamente al compararse con la lengua cayapa del mismo origen. El idioma Tsa´fiqui tiene un origen en la macro lengua Chibcha de acuerdo a estudiosos como Von Hagen (1939), Jijón y Caamaño (1941), Yolanda Navas (1990) y otros. La antigüedad de la lengua permite deducir que las comunidades Tsa´chila y Cayapas son grupos con presencia antigua en el área.

La escritura de la lengua es un aspecto moderno[3] que nace de la necesidad occidental de estudiarla y aprenderla, necesidad en que se incluye a los propios Tsa´chilas que requieren de textos en su idioma. Los estudios de Guillermo Robalino, Alfredo Costales y Bruce Moor son los textos más representativos con fines lingüísticos, otras publicaciones existentes son diccionarios bi y trilingües, que intentan sentar por escrito los fonemas del Tsa´fiqui y su equivalente en el español e inglés.

Hasta antes de la declaración de Santo Domingo como provincia, la propia escritura del nombre de la nacionalidad tenía diversas formas por lo cual desde entes como la Dirección Bilingüe de la nacionalidad, se señalaba que la escritura correcta era: Tsa´chila, con un acento intermedio que buscaba representar una forma correcta de pronunciación, y sin la letra “s” al final, la cual corresponde a una forma del español para crear el plural e innecesaria en el Tsa´fiqui. El nombre de la provincia que si bien toma el nombre de la nacionalidad, lo hace desde la perspectiva idiomática externa a la indígena, se mantiene la letra “S” y el acento claro está, se lo escribe sobre una vocal, escribiéndose: Santo Domingo de los Tsáchilas. Lo cierto es que el momento de modernidad que vive esta lengua hace que si no se tiene cuidado con su tratamiento al escribirlo podría causarle daño a su estructura.

Vestimenta y ornamenta.

En tiempos pasados antes de la colonización, los Tsáchilas al igual que en otros pueblos de selva tropical, el uso de vestimenta era mínimo, las mujeres igual que los hombres lucían sus pechos destapados, apenas cubierto con un lienzo en momentos de frío. La cintura de hombres y mujeres se cubría con una tela envuelta a manera de falda que llega hasta las rodillas y no utilizaban calzado alguno.

La vestimenta festiva actual hace memoria a la vestimenta tradicional de tiempos pasados. Las mujeres usan una falda con franjas horizontales de diversos colores en alusión al arco iris, mientras que los hombres utilizan una de franjas horizontales de color blanco y azul que junto con el manto de lienzo rojo que llevan al hombro complementan la vestimenta.

El ornamento Tsáchila tiene varios componentes, el principal está presente sin duda en la cabeza y es que teñirse el cabello de rojo es lo que los caracterizó desde tiempos remotos, para lo cual primero es cortar a ras de piel el cabello dejando cabello largo solo en la parte superior de la cabeza, lugar en donde se unta la mezcla de achiote (Bixa orellana)con leche de sande (Brosimun utile) y que forma una verdadera visera rígida de color rojo sobre la cual colocan un circulo hecho de algodón blanco. Varias son las explicaciones que se dan sobre esta particular ornamenta, lo cierto es que se utiliza desde hace siglos con motivo de celebraciones importantes, porque no es algo cotidiano debido a la picazón que causa el uso permanente.

Otro adorno son las líneas horizontales pintadas en el cuerpo con una sustancia transparente extraída de un fruto llamado “huito” que con el paso de unos minutos se torna de color negro y que se caracteriza por permanecer varios días impregnado en la piel como una especie de tatuaje temporal. De igual manera se pintan en la cara una serie de puntos negros y líneas que muestran mensajes. Las mujeres también suelen pintarse las líneas en su cuerpo, pero en cambio cuelgan de su cabello tiras de tela de distintos colores, además usan collares con espejos.

Algo común anteriormente, aunque hoy entró en desuso, era masticar las hojas de una planta silvestre que tiene la virtud de inmunizar la dentadura contra las caries, pero también de ennegrecerla.

Ka´sama.

Es la única fiesta tradicional de los Tsa´chila. Su festejo coincide con el festejo católico de Sábado de Gloria en la Semana Santa. En Tsa´fiqui, Ka´sama se traduce como el nuevo día, o nueva vida. El mestizo lo quiere asimilar al año nuevo, pero en realidad está celebración está más bien vinculada a los ciclos de la naturaleza, aspecto en el que ellos tenían mucho conocimiento.

Se conoce por historia oral que el Ka´sama era la parte final de una tradición denominada Sol Rojo, tradición según la cual se producía un encuentro con varias familias venidas desde distintos sectores y comunidades se congregaban con el fin de establecer lazos sociales de todo tipo. En este encuentro, que duraba varios días, se compartían los productos de la caza y pesca de las familias, la chicha y demás alimentos y productos necesarios para el desarrollo de este encuentro o “fiesta”. Vale decir que patrones similares se han podido encontrar en otros pueblos de la selva.

La importancia de este tipo de festividades radica en que se producen relaciones inter familiares, seguramente nuevas familias se creaban y al calor de la chicha fermentada algunas disputas se superaban y otras nuevas aparecían, y, según las posibilidades lo permitiesen, en el siguiente encuentro se superarían. Este tipo de festividades o encuentros sociales, tienen lugar siempre y cuando el ambiente de tipo social y natural lo permitan. Por ejemplo, al darse lugar rivalidades significativas entre líderes de familias o comunidades, los encuentros podrían decaer en su intensidad. Otro caso puede ser que suceden anomalías, como enfermedades u otros actores que aparecen en escena como la colonización y sus distintos procesos: evangelización, deforestación, cacería, toma de territorios, etc. Y es así que puede explicarse porque las historias orales narran que el Sol Rojo y el Ka´sama permanecieron sin celebrarse durante algunas décadas hasta que recién en los años noventa, como parte de los esfuerzos de la nacionalidad para reafirmar sus raíces y fortalecer su identidad se recupera la idea de celebrar el Ka´sama. Hay que observar el nivel de sincretismo religioso mostrado en esta festividad ya que permite reflejar de cierta manera la historia presente en esta cultura, y que es de similar patrón a la mayoría de las culturas indígenas hispanas.

En la actualidad, la celebración se inicia con un baño de purificación en un río, horas antes del amanecer, prosigue a lo largo del día con la presentación de música, danza, competencias, demostraciones de caza y pesca, exposición de artesanías y festival de comidas típicas.

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